viernes, 7 de mayo de 2010
D.F. día 28
07/05/2010
Hoy, y desde anoche, estaba un poco tristón y no sé por qué. Una sensación que se ha acentuado al leer un texto de un autor desconocido para mi (oh, tarugo): Eduardo Lizalde, de cuyo trabajos había una exposición. Bueno, niños de todas la edades habían ilustrado sus cuentos. Un fragmento de uno de los cuentos, El tigre, decía así:
"...pero una noche soñó que el tigre del zoológico entraba a la casa como una tormenta, haciendo astillas de un zarpazo los muebles debiluchos, el frasco de leche. Sus rugidos sonaban por la habitación en medio de cegadores relámpagos y el techo de madera llovía como un cielo improvisado. (...)
Pablo se despertó gimiendo, buscó a Andrés desesperadamente en el todavía incierto territorio de su cama andrajosa y apretó al gato contra su pecho como un padre que recobra al hijo perdido."
En fin, la historia de un niño (Pablo) que vive en un barrio de chabolas, que tiene un gatito (Andrés) y como podéis imaginar la historia no acaba nada bien...pero nada bien. No sé si esto habrá traumatizado a los niños, desde luego a mi, el leer el cuento completo me ha dejado hecho polvo bastante rato.
Pero esta tarde ha sido distinto. La alegría ha vuelto: he salido a comprar verdura...bueno a buscar un sitio donde vendieran verdura y fruta... ¡a la caza de la lechuga! Al final, cerca de casa he encontrado una frutería-pollería, en la que vendían fruta, verdura y carne de pollo. Como en muchas tienditas de la esquina la carne está au naturel, vamos, al aire libre. Pero lo que no está nunca de esa manera -en este tipo de tiendas- es la Coca-Cola. A la pobre bebida refrescante, para que pueda realizar su función, la tienen recluída en fabulosas neveras.
Al final he comprado de lo poco que había. A veces, la sección verdura de los super y/o tiendas son un poco Bucarest circa 1989, no hay nada. Una lechuga y una papaya gigante han sido mi elección. La tendera, muy amablemente, me ha repelado de hojas pochas de la lechuga y le ha cortado el tronco con la, por supuesto, misma faca de cuartear el pollo. Sin limpiarla, claro.
Luego me he dado un paseo por el monumento-mausoleo de mexicanos célebres y me he encontrado con una celebridad no sé si muy mexicana (foto). Aunque lo más sorprendente es que –según parece ser– Isadora Duncan y sus hijos están enterrados en el Père Lachaise de París. Ah, y murió en 1927.
Lugar para ver y creer.
s.i.c.p.
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Ponte a La Tesorito !! Ya verás que pronto te animas !!!
ResponderEliminarUn beso, amigo !!!
MIGUEL.-
Bueno por lo visto ahí hay de todo ,pero ninguna omo la Tesorito. Me pregunto yo de donde sacaran tal elemento,es fortisimmmmmmmmmm.
ResponderEliminarSupongo que por el tiempo que llevas ahí ,algunas palabras típicas habrás aprendido, no papito? un besote desde la Sirenita